Central tuvo ante Lanús una reacción que lo dejó en pie
Central lo jugaba mal y lo perdía por dos goles pero un Ruben intratable lo empató. En el complemento hizo los méritos para ganarlo, pero el punto fue bueno.
Inicio para el cachetazo, reacción y una cara ambiciosa, de hambre de triunfo. Todo eso fue Central en La Fortaleza, donde hizo los méritos suficientes para que lo abofetearan, pero que en esto de no darse por vencido hizo algo esencial: reaccionar. Fue así como se llevó por delante a Lanús y lo puso contra las cuerdas, aun exponiéndose a algún golpe letal. Pero en ese frenético segundo tiempo el equipo del Kily hizo lo que debía y el premio fue llevarse un punto que lo deja más vivo que nunca en sus aspiraciones de Copa Sudamericana.
Pero forma de empezar el partido no encontró Central. Porque desde el momento en que se movió la pelota las grietas se hicieron visibles, las dubitaciones evidentes y el andar titubeante. El desconcierto del arranque se hizo carne en esa doble tapada (a López y Esquivel) que Romero tuvo que meter al minuto de juego. Pero no se trató de un simple aviso, sino de un presagio. Es que dos minutos más tarde José López no perdonó cuando la pelota le quedó de frente al arco y le dio prácticamente un pase a la red.
Sopapo de entrada para un Central que iba mal, desconcertado, pero que volvía peor, exponiendo a Ciccioli por derecha y a Banco por izquierda. Igual, el tembladeral por ese entonces era generalizado. Tanlongo veía como lo atacaban en masa y él tampoco respondía. Pero lo dicho, las bandas fueron todo un problema para el canalla. Fue oportuno el cierre que metió sobre la línea contra Bernabei (había corrido más de 50 metros), pero desde ese córner llegó el cabezazo de Burdisso para que Romero volviera a a lucirse. Después fue el cierre providencial de Blanco casi sobre la línea y algunas más que no hacían otra cosas que mostrar los terribles problemas que tenía Central sin la pelota.
Claro, con el balón también flaqueó. Porque Vecchio conducía como podía, pero sin compañía. Igual, Marinelli entró solo y conecto de derecha el perfecto centro de Blanco. Pudo ser empate, aunque iba a ser injusto.
La tónica del partido no cambió demasiado pese a que Lanús ya no se mostraba tan incisivo. En esa exigua diferencia Marinelli lo tuvo otra vez (remató cruzado, afuera, tras un gran pase de Vecchio), pero siempre quedó la sensación de que esa vida que aún mantenía porque Lanús había pecado de bondadoso.
Pero tanto va el cántaro a la fuente… A los 20 segundos Sand ya lo tuvo en un mano a mano pero Romero se lo impidió y al toque, apenas cuatro minutos después llegó el centro desde la izquierda para que Sand, sin Garay ni Almada en sus inmediaciones, metió un cabezazo que venció la resistencia de Romero. Un gol que ajustaba el resultado al trámite, pero que parecía empezar a sepultar las chances canallas.
Pero si algo demostró Central en estos últimos partidos es ser un equipo cabeza dura, que no se resigna y que está dispuesto a aprovechar cuantas chances le pongan enfrente. Leve crecimiento en el juego, pero un salto tremendo en el resultado. Porque apreció, quinén si no, Marco Ruben para tocarla con sutileza tras la gran asistencia de Vecchio. Gol, golpe de efecto y esperanza.
Pero había más. Es que dos minutos más tarde llegó es zapatazo de Lo Celso que encontró el empeine de Ruben para el delirio de un Central que a esa altura ya era otra cosa como equipo, más metido, más comprometido, con Vecchio más enchufado, con lo Celso e Infantino más incisivos.
De ahí en más una ruleta rusa a la que Central se mostró gustoso de jugar. Porque De la vega y Sanda se lo perdieron debajo del arco, pero en el otro arco hubo una chilena espectacular de Ruben, un remate de emboquillada de Dupuy que dio en el travesaño y una jugada final en la que a Infantino se la sacaron en la línea después de otro soberbio cabezazo de Ruben.
Con esa jugada se cerró un partido frenético, cambiante, emocionante, que Central arrancó para perderlo feo y que después de la reacción pudo haber degustado las mieles del éxito. Por el inicio y por el final, Central se llevó algo bajo el brazo y bien merecido lo tuvo.