Rosario celebró con orgullo y armó una tremenda fiesta en el Monumento
Con la pandemia como telón de fondo y tras varias finales perdidas, el título de Argentina en la Copa América abrió la puerta al fin a una alegría colectiva.
El árbitro uruguayo pitó el final del partido y por unos segundos la incredulidad reinó en el ambiente. De a poco, la alegría se hizo tangible y los gritos eufóricos y descoordinados empezaron a copar los balcones. El aullido de desahogo retumbó en todo Rosario: la ciudad tenía, al fin, un motivo para ser feliz. Como toda la Argentina. Pero con el orgullo de que justo los máximos protagonistas de la noche son dos hijos dilectos: Leo Messi y Angelito Di María.
Los más ansiosos no vieron ni siquiera a Messi levantar la Copa América en el Maracaná, tampoco vieron llorar a Neymar. En menos de diez minutos las cuadras que rodean al Monumento Nacional a la Bandera se llenaron de rosarinos con camisetas albicelestes de todas las épocas. Algunos llegaron en autos, camionetas y motos, otros caminando. Muchos de ellos no habían nacido cuando hace 28 años la selección había conseguido su último título. Otros tuvieron que esperar todo ese tiempo para volver a sonreír gracias al fútbol.
Lara tenía puesta una peluca celeste y blanca, que atesora desde hace más de una década y luce cada vez que juega Argentina. Fue una de las primeras en llegar al epicentro de los festejos. “Siento que la gente tenía muchas ganas de salir a celebrar”, contó a La Capital. Se le notaba la sonrisa detrás del barbijo.
Imponente, con un nuevo "video mapping" que ya no lo tenía a Messi como protagonista sino al campeonato, el Monumento fue recibiendo a los cientos y miles y más miles de rosarinos que se acercaron. El sentimiento era unánime. Tras más de un año y medio de pandemia, una pandemia que aún no tiene fecha de expiración, y casi 100 mil muertes por coronavirus en el país, la gente necesitaba un motivo para celebrar. Los rosarinos aprovecharon de la alegría que, en ocasiones, solo el fútbol sabe dar.
Una familia se abrazaba cerca del mástil al grito de “Vamos campeón”. Lloraban porque habían podido ver a Argentina campeón de América y también porque hubo “muchas pérdidas en este tiempo”.
“En estos momentos en los que se está viviendo tan mal, estas cosas te alegran la vida”, resumió una de las chicas entre salto y salto con sus amigos.